La insulina. ¿Qué hace?
La glucosa proviene de la digestión de casi todos los alimentos, especialmente los ricos en almidón. Necesitamos la insulina para convertir la glucosa de estos alimentos en energía. La insulina es un químico especial (una hormona) producida por la glándula del páncreas, y permite que la glucosa del torrente sanguíneo entre en las células de nuestro cuerpo para darnos energía. Sin la insulina, la glucosa se queda en el torrente sanguíneo y no puede darnos la energía que necesitamos.
En una persona que no tiene diabetes, la cantidad de insulina que se produce depende de la cantidad de glucosa o alimentos ricos en almidón ingeridos y de la energía que se utiliza y que se necesita.
El nivel de glucosa en la sangre se mantiene entre 3.5 mmol/L y 7 mmol/L.
¿Qué ocurre cuando no hay suficiente insulina?
Cuando el páncreas no puede producir suficiente insulina, la glucosa se queda en el torrente sanguíneo y el nivel de glucosa en la sangre se eleva. Esto puede ocurrir poco a poco, pero llega un momento en el que los niveles de glucosa en sangre son tan altos que se desbordan del torrente sanguíneo y pasan a los riñones y a la orina. Los altos niveles de azúcar en la sangre también sacan agua del torrente sanguíneo, haciendo que orines más. Esto a su vez provoca que tengas mucha sed. Si la glucosa que hay en la sangre no se puede utilizar para obtener energía, el cuerpo tiene que encontrar otros combustibles que la reemplacen. El cuerpo comienza a utilizar la grasa almacenada en el cuerpo, y cuando se utiliza la grasa para darle energía al cuerpo, se forman las cetonas. Los altos niveles de azúcar y las cetonas pueden hacer que te sientas muy mal.